LUIS LUCENA CANALES
Sentado en la plaza de la Asamblea de Madrid, junto al Eroski, leo el periódico. Artículo de opinión sobre las elecciones vascas. De pronto, siento una mirada sobre la letra impresa, por encima de mi hombro. Aparecido como un fantasma el Maca dice:
-Qué lees, Marqués.
-¿No lo ves? El periódico.
-Como te lo cuento, cada uno a su rollo, Marqués. Es lo que hay, aquí y en San Rafael. Es un decir, por ejemplo, oye.
Y a partir de aquí el colega se lanza. Ya no hay quien le detenga. Ha sido tocado por el ala de un ángel. Su voz es una voz cascada, la voz de la calle y la taberna, voz de tabaco y polen.
-A ver.
Me quita el periódico y lee.
-Joder, con la kale borroka, esos tíos están grillaos, sueñan como soñamos hace casi treinta años. No se fían, lo quieren todo para ellos. El respeto no se gana a pedradas o estando a favor de la bomba o del tiro a quemarropa. Ninguna idea, ningún proyecto, merece una muerte. Quien no sabe apreciar la libertad conseguida y avanzar a partir de ella abriendo aún más ese sendero no sabe nada aparte de su pequeña idea, su pequeña vida. Mira, Marqués, esta plaza es un emblema, lo ves. El capital y el poder unidos, aquí en Vallekas, colega. El capital no tiene patria, como no la tiene el obrero. Pasemos la página.
El Maca calla mientras lee. Observo el ajetreo cotidiano, las gentes que van y viene por la plaza, las enormes puertas de cristal de Madrid Sur, abrirse cerrarse, engullir a los ciudadanos que celebran la fiesta cotidiana del consumo.
-Hostias, lo que hay que ver. Los cardenales se reunen en Roma, entre ellos está el nuevo Papa. Qué cante púrpura. Esta noche no duermo. Ay, madre. Las aguas de ríos y lagos, no aptas para el baño, contaminadas. Quién no tuvo un río de aguas claras en su infancia. Nos hemos olvidado de nuestros ríos y eso es un crimen contra los niños, sin embargo, ya ves, se despacha con un simple multa de la UE. Vamos por buen camino, te lo digo, yo colega: mañana juega la final de la copa el Valencia. Esa es una noticia que interesa. Ea, vamos a tomarnos unas cañas.
Las puertas de cristal se abren sin tocarlas, entramos en el vientre de la maravilla mecanizada, santuario de los espejos, reflejos de reflejos en los múltiples objetos del mercado... el ambiente agradable, la cerveza muy fría, el Maca sigue con su cháchara de colgado, busco/ no busco en los ojos de una gitana ese secreto íntimo que hace brotar el reflejo de una sonrisa verde en mis labios.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario