jueves, mayo 24, 2007

Mi libro de canciones

LA OTRA HISTORIA

Nos han contado la historia
de manera que parece
que hubo una vez
un valeroso héroe
que dijo: “basta, hágase mi voluntad”
y su voluntad se hizo.
Pero, yo sé
y vosotros, los que lo habéis vivido,
que así no fue,
que así no ha sido,
que esos que escriben y dirigen
la historia desde sus despachos,
cuarteles y palacios
nada quieren saber
de mujeres y hombres luchando
por la libertad,
todos a una jugándose la vida.
Por eso, si después de vivirlo
os cuentan que una vez
vino a salvarnos un héroe, un rey,
sabed
que sus verdades a medias son mentira,
que esa mentira no nos permite ver
como usurpan del pueblo la memoria.
Pero, sabed que no hay luz sin sombra,
valle sin cima,
cuna sin tumba,
muerte sin vida,
resta sin suma,
sol sin luna.
Nos han contado la historia
de manera que parece
que hubo una vez
un valeroso héroe
que dijo: “basta, hágase mi voluntad”
y su voluntad se hizo...
... o ya no sé
si son los años los que me hacen ver
y creer en lo que digo.
Pero, yo sé
y vosotros, los que lo habéis vivido,
que así no fue,
que así no ha sido.
Que así no fue,
que así no ha sido.


PRIMAVERA

A los dieciocho aún no había
nacido la muerte,
la muerte no existía,
sólo existía la vida
y la vida era amor.
A los dieciocho ni Dios te servía.
A los dieciocho la sangre bullía
en tu corazón.
Primavera, se apodera
de las calles la imaginación.
Primavera, se comenta
en los bares la revolución.
Primavera, y las bellas
muchachas rojas en flor.

A los dieciocho por las calles corría
caballo del pueblo
contra la tiranía,
sólo la lucha existía
y la lucha era amor.
A los dieciocho Dios no existía
sino por las calles como río de vida
contra el dictador.
Primavera, se apodera
de las calles la imaginación.
Primavera, se conspira
en las tabernas contra el dictador.
Primavera, y las bellas
muchachas rojas en flor.
A los dieciocho tu cuerpo era
un incendio de rosas,
la muerte no existía,
sólo existía la vida
y la vida era amor.
A los dieciocho ni Dios te servía,
A los dieciocho en cada huelga nacía
el buen redentor.
Primavera, se apodera
de las calles la imaginación.
Primavera, se proclama
en las aulas la revolución.
Primavera, y las bellas
muchachas rojas en flor.

A los dieciocho en ese Dios se quemaron
tus alas de Ícaro
y en el mar caías,
pero ese mar no existía,
sólo existía el amor.
A los dieciocho el futuro moría.
A los dieciocho ese Dios te rompía
por dentro el corazón.
Primavera, se proclama
en las calles la muerte de Dios.
Primavera, y te enteras
de que Dios es amor.
Primavera, y las bellas
muchachas rojas en flor.

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